lunes, 1 de junio de 2015

la funcionalidad de las tutorias


La funcionalidad de las tutorías  


Resumen
Las tutorías desempeñan un papel importante en el nuevo esquema educativo universitario; el planteamiento inicial es la resolución de la existencia de un vacío en este modelo: la atención al estudiante. Sin embargo, desde mi perspectiva, el modelo – como casi todo nuevo proyecto- presenta muchas dudas en el momento en el que el profesor lo aplica (y para no generalizar) en la Universidad Autónoma de Baja California Sur. Aun no se clarifica, ¿Cuál es el papel de maestro sobre la tutoría? ¿ Por qué es necesario que el docente se ocupe de enseñarle al alumno a resolver problemas administrativos? ¿Cómo integrar al alumno a las tutorías, sin que esto sea un requisito burocrático?

Estas y otras interrogantes deben ser puestas sobre la mesa de trabajo porque los problemas crecerán en la medida en que el sistema se masifique. Una muestra de ello es que no se tiene el panorama integral de lo que sucede en el ámbito educativo, y no se cubren aspectos académicos personales como son dedicación del alumno al estudio.



Introducción 

A partir del año 2003 se inició con el programa de tutorías en la Institución de Educación Superior de donde provengo: la Universidad Autónoma de Baja California Sur. A partir de esa reciente fecha, se ha observado que existen diversas opiniones, a veces encontradas, entre los docentes, para llevar a cabo una tutoría, qué modelo seguir, cuál es la formación, qué se requiere para su continuación. Esto, pese al curso: “Formación docente para las Tutorías” de cuarenta horas, y a los explicandos de la encargada del sistema. He pues, aquí, que presentó algunas reflexiones personales para distinguir procesos de formación de los procesos de información que en el ámbito educativo están tan
imbricados.





Modelo actual del sistema de tutorías 

El programa de tutorías es creado en México por la ANUIES como parte del desarrollo integral de los alumnos, en su documento explica que el sistema de tutorías: “La utilización de modelos centrados en el alumno y la orientación hacia el aprendizaje son requisitos necesarios para la transformación que debe emprender hoy la IES.

 La tutoría constituye un recurso para acelerar esta transformación” (ANUIES 2002: 30). Dicho documento se publico en el año 2000. Por supuesto, lo que nunca menciona el documento es que la tutoría es establecida para compensar deficiencias en el sistema educativo. Es decir, con el término de educación integral se suaviza una realidad, que trae consigo una grave consecuencia: las instituciones no abordarán las deficiencias informativas del alumno.

Los objetivos de integración de ANUEIS (acuerdo 2000) son:

1. “Desarrollar la capacidad del estudiante para asumir responsabilidades en el ámbito de su formación profesional. 292

2. Fomentar el desarrollo de valores, actitudes y habilidades de integración al ámbito académico, por medio del estímulo al interés del estudiante para incorporarse a equipos de trabajo.” (ANUIES 2002: 46) Los objetivos son señalados como objetivos de integración, de retroalimentación, de motivación, de desarrollo de habilidades, de apoyo académico, de orientación. Este sistema tiene como función principal resolver los problemas relacionados con la deserción, el rezago, y la baja eficiencia terminal.

Para ello es necesario que el docente cuente con un perfil del estudiante: el origen y la situación social del estudiante: es decir, con el análisis de esta información los docentes tendrán más en claro la importancia cultural del alumno; las condiciones de estudio: este análisis es básico ya que el alumno no cuenta, muchas de las veces, con el instrumental y el medio necesario para el estudio: escritorio, computadora, biblioteca; y es parte de la orientación del tutor, señalarle en donde o cómo puede adquirir esas ventajas o sus sustituciones; la orientación vocacional, el alumno acostumbra llegar a los niveles superiores sin saber siquiera lo que estudiará, y algunas de las veces, toma los estudios como una actividad social más, es importante que el docente deje en claro cuál es la vocación del alumno: los hábitos de estudio y las prácticas escolares, que el docente conozca este aspecto es de suma importancia porque estrecha la compresión hacia el alumno; las acciones culturales y de extensión universitaria, saber qué escuchan, que leen, en que están interesados los alumnos es de suma importancia para el desarrollo de la actividad tutorial.

Finalmente, lo que se quiere decir es que las IES toman algunas de las directrices del acuerdo de ANUIES y proponen, al interior de su Universidad su particular manera de entender el acuerdo.

De lo que se deduzca de la información institucional (que es poca), y de su propia experiencia para tratar problemas de los alumnos, el docente debe facilitar el desarrollo académico y social de los estudiantes, así mismo, debe tener en cuenta sus aptitudes para el aprendizaje, necesidades personales y expectativas.
Ofrecer una atención individualizada para que el alumno sea capaz de superar las dificultades en lo académico, en lo personal y en lo universitario; de tal manera que los recursos, servicios e instalaciones de la Universidad sean aprovechados al máximo.

El sistema de tutorías es un modelo que en las universidades anglosajonas se tiene como sesiones de atención personalizada, cara a cara, que cuenta como parte de la carga laboral del profesor e incluye la participación de éste en seminarios con un número reducido de alumnos. En el Reino Unido, el tutor es el que mantiene informados a los alumnos de las dinámicas de trabajo en la Universidad, también se trabaja con escritos, y ensayos que son propuestos por el tutor. El modelo español es el más apegado a la formación del aprendizaje autónomo, y considera a la tutoría como factor importante en el desarrollo de la calidad educativa.
En México, la UNAM, fue la primera institución que inició la tutoría dentro de su sistema de enseñanza abierto, con dos sentidos, la individual y la grupal, principios de los 90´s. Así mismo, la Universidad de Guadalajara, estableció, en 1992, la obligación de todo miembro del personal docente a tener tutorandos, y procurar su formación integral. Pero en realidad, lo que ha pasado, es que este modelo reciente, aún no define sus ámbitos de acción. Es decir, se ha convertido, en muchas IES, en un proceso burocrático que cubre sólo expectativas de orden administrativo: la simulación de la institución de llevar a cabo la tutoría, y la del docente para obtener puntaje para los estímulos.

Desde mi punto de vista, esto sucede porque no se tiene en cuenta que la tutoría es un proceso continuo que debe asegurar la inserción total –como eje articulado- del alumno en el ambiente universitario para propiciar su progreso a lo largo de su formación profesional. Dicho proceso podría retroalimentar el proceso de aprendizaje del alumno para ser enfocado, amén de los objetivos del plan de estudios, a fortalecer su autonomía en el aprendizaje. Pero además: “La tutoría entendida como una modalidad de la actividad docente, que comprende un conjunto sistematizado de acciones educativas de carácter académico y personal que brinda el tutor al alumno cuando este último está a cargo, en momento de duda o cuando enfrenta problemas, permite al estudiante:
1. Conocer diversas formas de resolver sus problemas dentro del contexto escolar.

2.Comprender las carácterísticas del plan de estudios y las opciones de trayectoria.

 3. Adquirir técnicas adecuadas de lectura y compresión.

4. Desarrollar estrategias de estudio” (ANUIES 2002: 50) Para tener una mejor definición de la tutoría, de su ámbito de acción, se debe distinguir a ésta de otro tipo de apoyos que el estudiante recibe.

 La orientación que da ANUIES al respecto es que la tutoría provee orientación sistemática al estudiante, en donde los ejes rectores de los mismos son los profesores y los alumnos; en este punto debemos aclarar que el enfoque hacia el cual se dirige el sistema es a buscar un mejor desempeño profesional del profesor. Por supuesto, el ejercicio de la tutoría recae en el profesor que asume esta tutela, y que desde su práctica docente incide en el proceso de formación del alumno, en donde se debe cubrir las habilidades y capacidades genéricas que le permiten ser un generador de constantes procesos de aprendizaje en los diferentes momentos y situaciones que enfrenta el alumno en su proceso formativo. Por supuesto, en las IES existe una marcada ausencia de estos objetivos, pero a la vez, no existe ningún marco de pensamiento construido para proponer un modelo de tutorías que sea adecuado para las realidades mexicanas.
Lo que es sustancial porque si no el proceso del sistema de tutorías se convierte en una asesoría que va desde lo administrativo a lo personal.
El marco de pensamiento, los porqués se debe llevar a cabo las tutorías se pueden plantear de la siguiente manera: Conocer a fondo el aspecto curricular que involucra al área de conocimiento y a la carrera. Así mismo, ser un profesor con amplia experiencia académica para que desarrolle docencia e investigación sobre la misma curricula.
 En el trasfondo de las tutorías se busca una formación que incida en el aspecto reflexivo y crítico. Así pues, la función de tutor radica, esencialmente, en aumentar el interés del tutorando y tener la capacidad para planear el seguimiento profesional del alumno. Pero para ello 295 necesita que el docente conozca la situación académica del alumno, que se establezca contacto, y abrir una agenda en donde se cubran las necesidades de ambos; sobre todo, un calendario que le permita atender las necesidades de los alumnos: mapa curricular (necesidades, intereses, capacidades, dificultades), una comunicación especial con otras instancias, como las academias que le permitan informarse sobre el desempeño del alumno, y orientar todas las acciones necesarias en beneficio del proceso de formación. Hasta la descripción de este momento, en el papel, las tutorías parecerían funcionar perfectamente y con muchas cosas por realizar. Y en especial, nos hemos centrado en una díada: la relación profesor-estudiante, sin la cual no es posible poner en marcha las tutorías de manera formal.


Recordemos, nuevamente que las tutorías recién han sido puestas en marcha en el sistema educativo de las Instituciones de nivel superior, y existe una inercia en ambos grupos que no permitirán el acomodo de los objetivos de manera rápida. Es decir, que debe haber un compromiso de la planta docente por llevar a cabo el plan de desarrollo del sistema, un acuerdo explícito dentro de la normatividad y reglamentación, con el que actualmente la mayoría de las IES no cuentan, tienen lineamientos generales que no sirven de nada en el momento de la aplicación o de la entrevista entre el profesor y el alumno. Debe haber un acuerdo implícito de responsabilidad entre el docente y el alumno. Esto es uno de los mayores problemas en el sistema; por un lado, el maestro no está acostumbrado a cubrir las expectativas de las que en este momento hemos hablado, la misma palabra “tutor”, provoca una serie de rechazos al insistir que el él trata con ya con adultos y no con personas menores de edad. Por otro lado, la responsabilidad del alumno de inscribirse en el programa de tutorías, y establecer el cumplimiento de las tareas acordadas (que al no ser parte las calificaciones no se ven como fundamentales).

En este medio se encuentra la institución, quien como se ha señalado, dentro de los factores debe ser un núcleo rector que facilite las mismas a través de la implementación de mecanismos colegiados, la formación de grupos académicos, la aprobación de proyectos tutoriales; y sobre todo, propiciar mejoras en las condiciones normativas,  laborales, financieras, administrativas y de gestión para que el programa de tutorías ingrese, también, como una reforma institucional importante. Sobre todo, existe la necesidad de comunicar a los actores de las tutorías que la implementación de las mismas tiene que ver el nuevo mundo académico al cual se enfrenta; sobre todo, a un nuevo mundo o perspectiva de mercado, en donde, en el plano de lo laboral se demanda un enfoque multidisciplinario, y nuevas estrategias de organización.

Esto incide en diversos aspectos del currículo, que, en diversos sentidos, se ha tornado más flexible ya que no es práctico establecerlo rígido porque el individuo y la sociedad pueden tener intereses disímiles de las instituciones. Así mismo, y por esta última característica, las instituciones se han preguntado sobre la pertinencia del curriculum, es decir, si éste corresponde a las necesidades del sector social y profesional.

3. Modelo reformulado Por supuesto, debemos aceptar que en determinado momento, las instituciones han aceptado el sistema de tutorías; sin embargo, debemos considerar conveniente que se ajusten a varias realidades mexicanas.
 El docente puede tener la capacidad de una tutoría centrada en líneas específicas para fortalecer al alumno en las competencias en el ámbito de estudio.
Poder plantearse una tutoría grupal en donde se vigorice el trabajo y aprendizaje en lo grupal para tener un seguimiento en lo individual y en lo grupal.
 En el balance general, la institución debe promover más una política de contratación de tiempos completos o medios tiempos para cubrir las necesidades de tutorías, y tener un balance de las potencialidades de alumno, los tiempos completos y los medios tiempos se pueden comprometer más en el desarrollo, la aplicación, la reflexión de las competencias y técnicas de estudios, así como en las estrategias de aprendizaje de alumno.
Además de ello, las instituciones deben conocer que el costo inicial del desarrollo de un buen programa tutorial se basa en una inversión por alumno, que rendirá frutos a la vuelta de la generación y de la continuidad del sistema tutorial; porque si el esquema se abandona en la próxima gestión de la Secretaría de Educación Pública no se creará una cultura de la tutoría.
La institución y el docente deben crear lazos para buscar que esa búsqueda de acuerdos en el sistema de lo tutorial no sean producto de una simulación mutua, en donde el único elemento en juego es la educación de los alumnos, y el detrimento de la calidad educativa. Así mismo, deben establecer un política normativa, en el ámbito de la tutoría, que sea clara para los involucrados porque a partir de esos acuerdos se puede consolidar una estructura académico administrativa firme.
Docente y alumno deben estrechar los lazos sólo en lo académico, y el alumno debe aprender a ver desde diversas perspectivas de lo estudiado; por ello, conviene que el alumno semestral o anualmente cambie de tutor para que tenga una visión multidisciplinaria. Por supuesto, el docente mexicano, poco acostumbrado a este sistema, debe tener una mente abierta porque en la base de la “filosofía” de la tutoría parte de un alumno al que se le deben reconocer sus capacidades y ello implica que existe un principio de construcción de los propios aprendizajes. Esto la formación de cierta manera lo independiza de la tutela de docente.

El principio de la tutoría se basa en un lazo de comunicación estrecho entre el docente y el alumno; por lo cual, el docente debe estar abierto a la comunicación con el tutorando; en un marco amplio de respeto a las ideas, y a la reorganización de las mismas. Si bien, pues, el docente guía, crea situaciones de aprendizaje, también debe proponer actividades variadas y graduadas que orienten y conduzcan las tareas, y promuevan la reflexión.

 Por último, y tal vez lo más importante, el docente debe tener el respeto a las capacidades adquiridas por los alumnos en su vida cotidiana, y así mismo, entendimiento de las nuevas capacidades a través de todas las áreas del currículo.


Finalmente, el sistema de tutorías sólo podrá funcionar en la medida de que cuatro elementos trabajen en ese sentido de responsabilidad: el alumno en la medida de responder a sus propios deseos de superación, el maestro con su esfuerzo docente para desarrollar valores, actitudes y habilidades en las nuevas generaciones; las administraciones universitarias para el impulso de normatividades que beneficien un 298 cambio en las estructuras académicos-administrativas; y finalmente, el estado al sostener políticas públicas constantes y con continuidad.



 Bibliografía

ANUIES 2000. 2002: Programas institucionales de tutoría.
Una propuesta de la ANUIES para su organización y funcionamiento en las instituciones de educación superior. Col. Biblioteca de la educación superior, serie investigaciones.
Editorial ANUIES. México. Biodata Jose Antonio Sequera Meza; doctor en Ciencias Filológicas, Universidad de la Habana; profesor investigador en la Universidad Autónoma de Baja California Sur, México; ha publicado La otredad de la California sureña; y ha sido coautor en diversos libros en el orden nacional e internacional.
Su línea de investigación es la rama de los discursos. sequera@uabcs.mx

el rol del tutor

EL ROL DEL TUTOR











COMO PUENTE ENTRE LA FAMILIA Y LA ESCUELA










EL ROL DEL DOCENTE TUTOR
En estas  últimas décadas, se ha visto cómo surge en nuestros ambientes educativos escolares la figura del docente tutor, esto es, un educador que se mantiene cerca de los alumnos en sus procesos cotidianos de enseñanza aprendizaje, interviniendo también en otras áreas que no son indiferentes en la vida de la persona en dicha situación, como puede ser la contención afectiva en determinados casos, la detección de problemas en la dimensión relacional de los miembros del grupo, el señalar posibles direcciones en un proceso de orientación vocacional, sin descuidar el indispensable testimonio en orden a la formación en los valores, etc.

La función tutorial entraña una relación individualizada con el alumno. Pretende integrar la experiencia escolar con la extraescolar.

El tutor es el nexo de coordinación entre la escuela y la familia, que supone un proceso de individualización y personalización del proceso de enseñanza aprendizaje.

Tutoría es, según Arnaiz e Isus (1995), "la capacidad que tiene todo docente de ponerse al lado del alumno, de sufrir con él los procesos de alumbramiento conceptual, de ayudarle a resolver sus problemas personales, de aprendizaje, de autonomía-dependencia, de relación [...]. Y en esta tarea nadie puede quedar excluido. [...] Todos estamos invitados a mantener el diálogo como la fórmula más eficaz de la relación de ayuda. La tutorización, es pues, un proceso de acompañamiento en el aprendizaje vital".

La cita previa habla de alumbramiento, que es una metáfora de dar a luz, hacer nacer. En este sentido, los docentes, en la tutoría, están ejerciendo el oficio de parteros de los aprendizajes y de los crecimientos de sus alumnos.

El nuevo proyecto educativo no puede desatender la orientación como parte importante de la labor escolar, preguntándose sobre la función orientadora y tutorial de los docentes y brindando medios para su formación actualizada en este sentido.

La orientación educativa y tutorial rescata una concepción constructivista del conocimiento y del proyecto vital de los estudiantes, tomando el dicho: "La inteligencia no es como un recipiente que se llena, sino como una antorcha que arde."

El lugar docente ya no se sostiene como el lugar central del saber, sino como el del coordinador del grupo y de sus experiencias de aprendizaje interdisciplinario, abierto a la comunidad.

Para Serafín Sánchez (AA.W., 1996), crear la figura del tutor es un modo de institucionalizar una parte de la acción educativa orientadora. Desde la tutoría, el profesor o maestro puede orientar al alumno o al grupo con intervenciones que realice, más allá de su específica actividad docente.

El profesor tutor puede asumir entonces dos roles:
a. El de docente de su asignatura.
b. El de tutor orientador.

Previamente cabe destacar, según lo señala Rus Arboledas (1996), las diferencias existentes que el rol docente presenta evidenciando su función primordial:
Educador, monitor o ayudante Profesor Tutor

Función primordial:
·         cuidado de la disciplina.
·         Empleo del tiempo libre.

Función primordial: el desarrollo del aprendizaje de sus alumnos en la clase. Hay orientación implícita.

Función primordial: optimizar en el proceso de enseñanza-aprendizaje la promoción social y personal.

Como se puede reconocer, la tarea del tutor docente es bastante específica, más allá de cuántos docentes habrá que, sin tener el rol de tutor, realizan una tarea de orientación y promoción de sus alumnos porque las situaciones que se le presentan así lo demandan.

El rol específico (Secretariado Argentino Salesiano de Pastoral Juvenil, 2001) es, por lo tanto, según las normativas jurisdiccionales y/o los acuerdos con la institución, cuidar en modo particular a los alumnos y promover en ellos procesos que apunten a:
• La orientación escolar, vocacional y profesional.
• El mejoramiento de las relaciones interpersonales en cada grupo-clase y con otros miembros de la comunidad educativa.
• Facilitar las acciones de un determinado equipo docente con el grupo de alumnos a ellos confiado.

Origen del rol del tutor: antecedentes históricos

El rol del docente tutor se rastrea y se reconoce en algunos momentos de la historia de la educación. 

Un primer antecedente es el trabajo que realizaban los esclavos en las antiguas familias griegas. 

Aquellos sirvientes guiaban a los niños hasta las clases que recibían de sus maestros, y esta actitud ya eleva una nota interesante y da lugar a la reflexión: ¿no comprende la actitud del esclavo la raíz del obrar del docente tutor? El "estar junto a", el señalar el camino que el joven educando debe recorrer, la interrelación que se establece, el saber esperar y reconocer el tiempo personal que el otro atraviesa, todas estas notas deben sumar y pulir el perfil de un adulto formado que no descuida a quien tiene a su cargo y que también tiene la responsabilidad de comunicarse con los que son, en primera instancia, quienes forman a los jóvenes: la familia. Por otro lado, es significativo que este pedagogo fuera el que llevase al niño de la familia a la escuela, y viceversa, imagen muy similar al tema específico de este trabajo.

Mucho más adelante, en los colegios de la Compañía de Jesús, se encuentra la figura del tutor como un encargado de acompañar a cada" carnada de estudiantes a lo largo del itinerario académico, más allá de los profesores de las asignaturas específicas.

En el siglo XVIII, "cuando surgieron los tutores del Iluminismo, se les transfirió toda la responsabilidad educativa, ya que además dictaban clases y su saber era prácticamente enciclopedista" (Alfio y Puglisi, 1995).

Por otro lado, en la vertiente no enciclopedista del Iluminismo, Rousseau introdujo novedosas propuestas en la historia de la educación; entre ellas, la educación indirecta (más conocida como educación negativa). El educador debería limitarse a acompañar el desarrollo natural del educando, sin buscar anticipar ningún cambio. Evitaría dar orientaciones positivas de vida al alumno. Hay diferencias importantes con el rol del tutor que ya se ha señalado: el educador no busca orientar al educando, no es un tutor en el sentido botánico del término (porque la naturaleza del buen salvaje no precisaría un tutor de esta clase).

Tampoco hay un trabajo en conjunto, ni se ve un criterio preventivo. Se debe buscar un difícil equilibrio entre dos extremos perniciosos: un proteccionismo que intervenga continuamente y un simple presenciar pasivo. Sin embargo, se aprecian coincidencias: el educador está cerca del alumno, verificando el camino que hace el joven. Otro punto para considerar es que Rousseau se preocupa por la humanidad del educando, más allá de su futura ocupación; en esto se asemeja este autor a algunas posturas personalistas en pedagogía, que se centran en la persona del joven.


Otro aporte interesante es el del asistente de la pedagogía salesiana, implementado por san Juan Bosco. La asistencia, para él, era una presencia educativa (que salía al encuentro, veía qué tenían los jóvenes de bueno, proponía posibles alternativas) constante, que interviene y está siempre cerca de los alumnos y los acompaña en la situación en que están. "La capacidad de vivir una interacción educativa como situación interpersonal es el punto clave de un proceso de crecimiento"
(Cian, 1994). Los pilares del sistema preventivo del educador salesiano son el amor-amabilidad (en el sentido literal de las palabras, es decir, la capacidad de amar al joven y de hacerse amar por él), la razón y la religión. Debe aclararse que, para Juan Bosco, el educador es una persona consagrada (una vez más, en un sentido literal) al bien de sus destinatarios. "Don Bosco consideraba indispensable la presencia del educador" (Cian, 1994).

Según Isaacs, el sistema tutorial, en sí, tuvo su origen en las universidades de Oxford y Cambridge, en Inglaterra, con el sistema de coílege. El tutor establecía contactos personales con los alumnos, o con pequeños grupos de ellos, si existían intereses comunes (Del Regno, 1998).

Por otro lado, uno de los referentes más importantes que tiene la orientación educativa es, sin lugar a dudas, J. B. Davis (1871-1955), quien entendía que dicha tarea debía estar integrada al currículum escolar. Desde 1898 hasta 1907, como asesor en la Central High School de Detroit (Michigan, Estados Unidos), dedicó casi todo su tiempo a la orientación de los alumnos y, en 1907, como director de la High School de Gran Rapids (Michigan), inició un programa destinado al cultivo de la personalidad, al desarrollo del carácter y a la información profesional.

En 1913 fue nombrado director de orientación profesional de la ciudad de Gran Rapids, y las escuelas de dicha ciudad no tardaron en establecer un sistema centralizado de orientación. En el mismo año y en la misma ciudad, se creó la National Vocational Guidance Association, primera asociación de profesionales de la orientación, de la que Davis fue miembro fundador, junto con M. Boomfield y otros.
A partir de 1986, esta asociación pasó a denominarse National Career Development Association, la cual consideraba que el marco escolar era el más idóneo para mejorar la vida de los individuos y para preparar su futuro social y profesional. Como instrumento idóneo propuso el currículo de la orientación vocacional y moral.

Estaba profesionalmente vinculado al campo educativo y conocía los problemas vocacionales y sociales de sus alumnos. Pertenecía al Movimiento de la Educación
Progresiva, del cual John Dewey fue uno de los más insignes representantes.
Introdujo "unas lecciones de orientación vocacional y moral" con alumnos de 16 y
17 años una vez por semana, como complemento de la materia de inglés.

Davis era profesor de Lenguaje y, en 1922, obtuvo el doctorado en Literatura. En su concepción, la orientación debe estar conectada al proceso de educación y, en concreto, debe integrarse al currículo escolar.

En este sentido, el enfoque de Davis refleja la necesaria implicación del profesor en la orientación.
Desde este marco, entendemos que la orientación no se limita al sistema escolar, sino que se extiende, a lo largo de toda la vida, a otras instituciones como, por ejemplo, la familia.
En la historia de la psicología, surgió con fuerza el modelo del counseling, impulsado por Cari Rogers, y esta experiencia de la no-directividad influyó también en el ámbito educativo. Sin embargo, no se debe confundir acción tutorial con counseling. La tutoría es iniciada por el docente, predominantemente cognitiva, didáctica y con posibilidades de ser grupal; en cambio, el counseling se inicia por pedido del cliente, por tanto es más confidencial, hay mayor interrelación, con mayores grados de afectividad y es siempre individualizado.

"Un documento sobre el sistema tutorial que constituye un antecedente significativo en la educación argentina fue el denominado Proyecto 13, de 1970.

Dicho proyecto recibió formalmente el nombre de Régimen Laboral de Profesores Designados por Cargo Docente, y fue creado, en forma experimental (en principio por un año y luego extendido), por la ley N.° 18.614. Dicha propuesta abarcaba reformas bastante amplias referidas a la situación laboral-institucional de los profesores de Nivel Medio e incluía, entre sus proposiciones, implementar el sistema tutorial (o régimen tutorial).

El Régimen de Profesores Designados por Cargo Docente surgió, en su momento, con la intención de transformar la organización escolar de Nivel Medio, por la crisis que atravesaba. Dicho régimen ha sido probado por distintas jurisdicciones y dependencias. Originariamente surgido en jurisdicción nacional, en sistema oficial—y aplicado por algunos establecimientos privados— actuó como efecto de demostración para algunas provincias que luego han puesto en práctica regímenes similares. Por la extensión que logró y por lo interesante de los cambios que presentaba, resulta importante señalar esta propuesta.

Cabe aclarar que el contexto en que surgió este Régimen Laboral Docente fue muy cuestionado por sectores críticos y gremiales, por tratarse del gobierno militar del general Juan Carlos Onganía (la llamada Revolución Argentina de 1966-1970).

En efecto, dicho gobierno llevó a un programa de cambios que llamó Reforma Educativa. Entre las diversas propuestas, la de Designación por Cargo Docente de los profesores buscaba encarar el problema de la contratación laboral docente por horas cátedra en Nivel Medio, con el fin de reducir la desgastante recorrida de los docentes de un establecimiento a otro para sumar horas.

Este régimen de designación por cargo, que buscaba una mayor permanencia y labor de los docentes en la escuela, se ubicó en el lugar N.° 13 en el listado de  propuestas de cambio presentado por la Secretaría de Educación a la superioridad para su aprobación. Otras propuestas no se llevaron a la práctica, pero sí se concretó ésta, que desde entonces se conoce como Proyecto 13.
Por la aparición de este proyecto en el contexto de un gobierno militar, se dirigieron cuestionamientos también al aspecto referido al sistema tutorial. Recibió críticas que le atribuían inicialmente intereses conservadores y autoritarios de control de las conductas adolescentes y sujeción del caudal movilizador y contestatario estudiantil. Pueden considerarse válidos aquellos reparos en el contexto del régimen de facto de entonces; sin embargo, el proyecto como tal puede ofrecer al análisis elementos interesantes, innovadores, de consideración de la cuestión adolescente en las instituciones educativas. Aquella propuesta de introducir el sistema tutorial en la escuela, sujeta a debate y a la luz de los nuevos desarrollos teóricos en psicología, sociología de las organizaciones y pedagogía, puede dar lugar a interesantes proyectos tutoriales bajo ópticas democráticas y progresistas.

Hecha esta aclaración y retomando el documento, el Proyecto 13 incluyó en sus rasgos innovadores: nuevas funciones para los cargos de profesor y director (aumentando su dedicación remunerada a tiempo parcial o completo) y la redefinición del cargo de preceptor, que se postulaba como auxiliar docente. Asimismo, se crearon nuevos cargos, como los de Asesor Pedagógico, Psicopedagógico, y
Ayudante del Departamento de Orientación.

También se reorganizó la estructura del establecimiento escolar y se previeron diferentes alcances curriculares. Entre las actividades propuestas para la mayor permanencia remunerada de los docentes en la institución se postulaban tareas extra como profesor consejero de curso, coordinador, así como la posibilidad de llevar adelante talleres (de arte, periódico escolar, etc.), organización de actividades culturales, deportivas, elaboración de material didáctico. Se asignó un nuevo rol al educador como orientador y guía del proceso educativo, así como la centralidad del alumno, personalización y fortalecimiento de la comunidad educativa.

La función de tutoría de curso que se asignó a los profesores se fundamentaba en la importancia de un conocimiento de cada grupo escolar para tender a una educación más adaptada a las necesidades y dificultades de los distintos alumnos.

La tutoría se proponía el mejoramiento de las condiciones de aprendizaje. Los profesores consejeros o tutores de cursos recibían el rol de orientar a los alumnos en lo concerniente a problemas de estudio o conducta, personales o relaciónales.
Además, se dieron proyectos de orientación vocacional para la elección de carreras terciarias universitarias a los alumnos de 4.° y 5.° año del secundario.

Evidentemente, el Proyecto 13 implicó una mayor inversión educativa por sus características organizativas: mayor número de horas cátedra, la bonificación por extensión horaria, creación de nuevos cargos profesionales. El costo del servicio educativo brindado se hizo mayor respecto a otros establecimientos, pero debe tenerse en cuenta, al mismo tiempo, que también suponía el incremento de la cantidad de horas-clase y extraescolares que se brinda al alumnado, las opciones ofrecidas y la retención de los estudiantes" (Del Regno, 1998).

El perfil del docente tutor

El docente que desarrolle esta función debería, según M. Müller (2001):
• "Interesarse por los seres humanos y por atender sus problemáticas.
• Reconocer y respetar a cada ser humano como único y distinto.
• Recibir y contener empáticamente las problemáticas individuales, grupales e institucionales.
• Mantener una distancia óptima respecto a las problemáticas atendidas, sin involucrarse personalmente en las mismas y sin escudarse en una lejanía defensiva.
• Aceptar el conflicto individual, grupal e institucional como aspectos integrantes del aprendizaje.
• Conocer los propios límites y solicitar ayuda para afrontar situaciones difíciles, tanto en lo personal como en lo estrictamente profesional.
• Proseguir en forma continua la propia formación profesional."

A lo que nosotros agregamos:
• Abrirse al diálogo.
• Escuchar y hacerse escuchar.
• Insertarse, como una figura central, en la dinámica de un centro educativo.
• Saber trabajar en equipo, reconociendo que uno no lo puede saber todo, y que un tercero va a aportar una mirada diferente a lo que para uno ya no tiene otra alternativa.
• Tener una mirada de conjunto sobre las distintas realidades que analizará y, con esa mirada, poder intervenir de manera integral y orgánica.
• Generar simpatía entre sus alumnos sin abandonar sus funciones de educador.
• Ser discreto y saber manejar la información que recibe con el fin único de ayudar y promover a sus alumnos.


• Adherir a los valores y principios que el colegio propone sin confundir, en su mensaje, los criterios personales.